miércoles, 21 de octubre de 2009

"A veces pienso que como pais somos penca"



Por Juan Andrés Guzmán - Foto: Alejandro Olivares The Clinic -



Reproducción AutorizadaHace un año Felipe Lamarca remeció al mundo empresarial afirmando en una entrevista a La Tercera que "este país no va a cambiar mientras las elites no suelten la teta". Ex hombre fuerte del grupo Angelini y ex presidente de la SOFOFA, sus palabras tenían el peso de quien las dice desde adentro del sistema, de quien conoce los secretos de la máquina y decide revelarlos. En esa oportunidad llamó a corregir el modelo económico, criticó a los monopolios en la política y sobre todo en la economía y denunció "un problema de desigualdad que no da para más". Sus palabras cayeron como bomba. Lamarca recuerda que en los días siguientes "me dieron con todo.


Reaccionaron los empresarios, se organizó la SOFOFA, El Mercurio sacó 18 giles hablando contra lo que había dicho y no tuve la opción de decir nada. Me dieron y me dieron. Me habían ofrecido directorios y me llamaron para decirme, olvídate. Pasó lo que pasa siempre que alguien dice algo que no le gusta a la elite". Pese al cerco, las palabras de Lamarca tuvieron resonancia. Y si hoy se las suma a las de Longueira, a las de Escalona, a las de la misma Presidenta, queda claro que el descontento con los resultados del sistema económico tiene un nutrido grupo de actores políticos y sociales con ganas de hacerle cambios.


Hace un año usted dijo "este país no va a cambiar mientras las elites no suelten la teta". ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿La soltaron o la siguen teniendo igual de aferrada? Creo que las elites se siguen sintiendo cómodas. Hay un muy buen entendimiento entre el sector político y el empresarial y ese entendimiento, por supuesto, ha permitido que el país prospere. Pero falta reconocer que hay un problema de equidad, de desigualdad muy grande. Hoy nos sobra plata y también nos sobran las angustias. Hay un gran porcentaje de la población que se levanta y se acuesta con angustia. Es cierto que la pobreza ha bajado, pero los que antes eran pobres ahora son sectores medios. Y ellos, que representan el 70 por ciento de este país, están tratando de vivir mejor, quieren poner a los hijos en un buen colegio y quizás pasar 15 días de vacaciones en algún lugar. Ellos viven tremendamente ajustados, con el espectro del desempleo y de las deudas encima. Por otro lado, hemos pasado de un país de 3 mil dólares per cápita a uno que recibe 8 mil dólares o más. Pero nuestras políticas de vivienda, educación y salud siguen siendo las de un país de 3 mil dólares. Si hoy llevamos a un experto internacional a ver las famosas casas chubi, va a preguntarse dónde están los 8 mil dólares per cápita, va a creer que hay algo que no funciona. Pienso que nadie se hace cargo de esos problemas, todos se sienten cómodos.



La Concertación lleva varios gobiernos y puede seguir gobernando otro poco. La Alianza no ha podido estructurar una oferta de ideas razonable y al sector privado le ha ido bien. Todos estamos viviendo mejor que antes y una proporción del país tiene mucho más de lo que nunca soñó ni en sus mejores sueños. Pero la prosperidad no está bien distribuida. Somos prósperos pero no justos. La palabra justicia no se usa mucho en economía. Tampoco la palabra ética. Hace poco Eduardo Engel nos dijo que la solución para hacer una sociedad más justa no es mandar a los empresarios a cursos de ética sino dejarlos producir. En eso difiero completamente. Creo que es urgente que la ética entre en la economía y fuerte. Y una forma es que las empresas transparenten sus políticas laborales y salariales.


¿A qué se refiere con transparentar?


Cuando usted va a una reunión de accionistas le dicen cuál es la política de inversiones de la empresa, la política de dividendos, la política ambiental. Pero nunca dicen nada sobre su política laboral. Yo digo, haga lo que quiera, pero dígame lo que va a hacer y cúmplalo. Eso pasó, por ejemplo, con el tema medioambiental. A nadie le importaba hasta que llegaron los verdes y empezaron a joder y lograron instalar el tema. Y ahora las empresas se preocupan de tener política ambiental y publican una memoria donde dicen qué hicieron. Ahora empezaron unos señores a joder con las responsabilidades sociales, y algunas empresas han sacado una memoria social. Lo próximo que tiene que salir es una memoria ética. Lo que quiero es que me digan: voy a pagar a los proveedores en 180 días, voy a reajustar a mi gente de tal manera, voy a tener a tanta gente contratada, voy a tener una tabla de descuentos por volumen, etc.


¿Por qué eso puede tener algún efecto en la ética de las empresas?


Porque cuando tienes que desvestirte en público, cuando tienes que decir así actué, te cuidas un poco más. La empresa tiene que preocuparse de la estética social, que las cosas tengan armonía, equilibrio. La transparencia va a producir cierto equilibrio, porque todos podremos saber con quién nos estamos entendiendo.


¿Y qué hacen los trabajadores de las empresas que tienen enormes ganancias?

¿Esperar a que los dueños decidan transparentar sus políticas y las cambien por pudor?

¿Qué haría usted si estuviera ahí?


Empezaría por exigir un trato parecido al resto de los trabajadores porque estoy seguro de que a los ejecutivos les dan bonos anuales. Preguntaría ¿por qué a ellos les das y no a mí? Yo le contesto: "porque detrás de ti hay 10 como tú. Y sabes qué más, te fuiste cagando". Sí. Y ahí es donde tenemos una falencia. Eso hay que cambiarlo. No puede ser que cuando la gente pide mejoras se vaya para afuera. En eso tiene que haber una cierta justicia laboral que funcione. Así como hay ciertas cosas que uno le aceptaría a una empresa, hay otras que no se pueden aceptar. Para los empresarios hoy, ¿es un problema la desigualdad? Todavía es una preocupación de nivel bajo. Ahora, seamos claros también: la desigualdad y el desempleo son problemas mundiales y resolver la desigualdad nos va a costar mucho. Pero en el empleo podemos hacer bastante.


¿Da por perdida la pelea contra la desigualdad?


No, pero la primera prioridad para mí es el empleo y la educación. Y para abrir una discusión sobre ese tema, me preguntaría: ¿una empresa que da muy poquito empleo debe pagar el mismo impuesto que una empresa que da mucho? Si pensamos que el desempleo es una carga para la sociedad, el que da mucho empleo debiera tener algún beneficio. Porque ese tipo me está ayudando a mi a resolver un problema social. Yo a las pymes, que son las que dan más empleo, las ayudaría mucho.


¿Qué le parece la propuesta de eliminar las indemnizaciones que lanzó el senador Ominami?


Aparentemente eso puede aumentar el empleo. Para mí lo que están diciendo es simplemente "bajemos los sueldos"


¿Por qué?


Porque cuando a uno lo contratan sabe que va a ganar tanto y además, va a tener un sueldo más por año hasta un tope de 11 años. Cuando la clase media hace sus proyectos, cuenta con ese dinero. Yo estoy de acuerdo en ver mecanismos menos onerosos para la empresa. Pero tal como se ha planteado es una propuesta para bajar los sueldos. Yo no puedo dejar de preguntarme cuál es la cultura ética que hay detrás de todo esto.


¿Y cuál cree que es la ética?


La misma que hay con el tema de la previsión. Todos estamos de acuerdo en que tiene que haber mejor previsión. Pero se decide arreglar la previsión manteniendo el IVA que es el impuesto más regresivo socialmente. O sea, estamos mejorando la pensión de los que menos tienen, con la plata de los que menos tienen. ¿Por qué hacer eso cuando tienes plata del cobre, de los impuestos de las empresas? ¿Por qué recargan al pobre? Después dicen, vamos a hacer que haya más empleo bajándole el sueldo a la gente, porque eso significa quitarles la indemnización. Eso es como decir: "los pobres a su pobreza y los ricos a su riqueza".


Para usted, ¿qué explicación tienen estas decisiones? Pienso que por un lado, como ya se le ha puesto mucha plata a los problemas sociales sin grandes resultados, el gobierno está asustado de seguir botando recursos por ahí. Por otra parte al sector privado también le da susto cambiar cualquier regla, porque piensa que se puede arruinar este sistemita que le ha resultado perfecto.

Al final, lo del Gatopardo: que todo cambie para que todo siga igual. Y unos siguen ganado plata y los otros gobernando.


Pero ¿quién está preocupado del grueso de la gente? Mire, le prometimos a este país que con este sistema socioeconómico nos iba a ir bien y que el sistema iba a chorrear. Pero el sistema con suerte gotea. Y llevamos 30 años con el sistema. ¿Tenemos que esperar 30 años más? No nos alcanza la vida para eso. Y a los que no les llegó, ¿son una generación perdida? Bueno, algunos economistas de la Concertación dicen que las personas sin especialización, los que ganan entre 100 y 200 mil pesos, son justamente una generación perdida. Tal vez sus hijos, si se invierte en educación, puedan pegarse un salto. No estoy de acuerdo. No puede haber una generación perdida cuando hay plata.


Me pregunto qué viabilidad tiene su discurso.


Porque en cosas tan simples como el royalty minero los empresarios reaccionaron como si el mundo se fuera a acabar. Sí. Y el royalty no es una mala idea, porque cuando tú te llevas mi cordillera y me dejas un hoyo, algo me tienes que pagar. Cuando uno lucra con bienes comunes tiene que devolverle algo a la sociedad. Y el royalty es una cagada de este porte (junta los dedos). Fíjese, además, que las empresas extranjeras se instalaban aquí con créditos de su casa matriz, así que como estaban endeudadas, no tenían utilidades. Además la ley tributaria chilena les aguantó que parte de lo que ganaban aquí lo pudieran atribuir a gastos de la casa matriz. Y también, pagaban menos impuestos que todos los chilenos. Y no querían pagar royalty. Yo miro todas estas cosas y a veces siento que como país somos pencas??? Estados Unidos, por último, tiene una cosa que se llama Charity. Y tú entras a un museo y ves una lista de 100 huevones que aportaron a ese museo. Entras a un teatro y lees que lo regaló no se quién. Hace poco Warren Buffett, un gallo rico rico, donó 30 mil millones de dólares a la fundación de Bill Gates para que los destinara a sus proyectos sociales, ¿Aquí en Chile hay Charity? No, somos unos cagones. Al año las utilidades de las empresas chilenas deben ser entre 30 y 35 mil millones de dólares. Con un uno por ciento de esas utilidades tendrías 350 millones de dólares. Pero si sumas todo lo que dan todas las empresas no llegas a esa cifra. ¿De dónde viene la mayor parte de lo que reciben las instituciones de beneficencia? El 60 por ciento de personas que ponen una luca. Pienso que Chile hoy, por todo lo que vivimos, debiera ser distinto. Porque aquí estamos los mismos que estuvimos en los 60, 70, 80 y la verdad es que el Chile de hoy es mucho mejor de lo que pudimos soñar entonces y tenemos muchas más lucas de las que pensamos tener en el mejor de los sueños.


¿Podemos devolver algo o no?


Bueno, la economía nos enseña que tenemos que ser egoístas y que en la medida en que yo vele por mis intereses el resto de la sociedad se va a ver beneficiada indirectamente. Eso es cierto. Y yo pienso, en esos casos, en el ejecutivo de la empresa que le dicen que este año tiene que ganar 100 y gana 180. Y entonces le dicen, bueno, si ganaste 180 la meta del otro año es 250. Y uno dice ya. Y al otro año es 500. Y tú empiezas a decir, qué cresta hago. Y algunas cosas las haces con visión pero otras las haces apretando a tu gente para abajo, apretando a los consumidores y a los proveedores.


¿Cómo logras esas metas?


Apretando. Además, ese huevón abre el diario y lee que el precio objetivo de la acción de su empresa es tal. El gallo recibe presiones de todos lados. Pero no todo es plata. Ese ejecutivo es chileno, está en una sociedad y tiene que preocuparse de esa sociedad, porque si uno lleva esta lógica al extremo, se te rebelan todos y te liquidan. Mire, hoy de lo que hay en exceso en el mundo es plata. Hay tal exceso que antes los intereses llegaron al 20 por ciento y hemos pasado años con intereses del 1 por ciento. O sea, el capital es un factor barato. Pero el capital, siento el factor más barato, es el que se lleva la gran torta de las utilidades. Bueno, ahí hay algo que no calza. Y por otra parte uno dice, cuánto valdría ese capital, si el tipo que está en la empresa el sábado y el domingo, dice, sabe que más, no estamos más. Si dicen eso, el capital vale huevo.


¿Cree que en la sociedad hay malestar hoy, como lo detectaba hace un año?


Creo que la gente tiene malestar. Pero se le produce una cosa particular. Se dan cuenta que, en términos absolutos, su situación ha ido mejorando. No al ritmo que querrían, ni al ritmo que mejora el país. Pero, a la vez que mejoran, suben las angustias. Porque cada vez hay que sostener un tren de vida un poco mejor, hay que trabajar más y los sueldos no mejoran mucho. Por eso me preocupo de los sectores medios. Porque los sectores bajos reciben más subsidio y todas las organizaciones sociales están encima. Pero a los del medio no los ayuda nadie y cada vez su familia y su medio les exige más. Bueno, eso explica por qué esta es una sociedad empepada. Si aquí todos andan echándose una pastillita. Lo que más se venden en Chile son los ansiolíticos, porque sino no se resiste el ritmo. Pero no podemos hacer una sociedad que esté empepada. LA ESENCIA DEL MODELO



¿Usted es de derecha?


Ya no sé porque al final lo que opino no parece de derecha. No me va a decir que es de izquierda como dijo Longueira en el Clinic pasado. No, pero la verdad es que no sé qué es la derecha hoy. La derecha hoy no está pensando, está sin propuestas, no hay voces. Y cuando vienen los temas laborales, tributarios, la derecha está siempre en la misma postura, nunca se abre a conversar. Como que está cómoda con lo que le toca y tiene miedo a abrir una compuerta y se va quedando sin propuestas. Pienso que no supieron defender lo que era originalmente una propuesta de derecha: la economía de mercado. Hace tiempo debieron decir, "momentito, la esencia de este modelo es que haya competencia; la esencia de este modelo es que haya chorreo". Pero no. Además, tienen temas tabúes. Uno les habla de políticas tributarias y no, no, no, no, no. Se niegan a hablarlo siquiera. Pero es que se tiene que poder discutir. O sea, objetivamente el IVA en Chile es más alto que la mediana mundial y el impuesto a las empresas es más bajo que la mediana mundial. Pero no hay lugar para la conversación. Entonces viene el tema laboral: y ¡ay! Tabú. Lo mismo la desigualdad.


¿Tiene la derecha algún líder que lo convoque?


No sé si hay liderazgos. No los veo.


¿Piñera o Longueira?


Yo creo que la persona es lo de menos. El problema es otro: cuál es la concepción de sociedad que tiene una persona que es de derecha. Eso no lo he escuchado. La verdad no me interesan las candidaturas. Lo que sí creo ridículo es que no se haya cumplido aún el primer año de gobierno y ya haya como 12 candidatos.


¿Qué le ha parecido la Bachelet?


Bueno, a ella se le vinieron muchos problemas encima, como lo de los estudiantes y otros. Y ha ido manejando razonablemente los temas. Yo le tengo aprecio pero a estas alturas uno debiera tener claro cuáles son sus ejes. Y eso no está todavía. En todo caso a ella le exigiría una cosa: la educación pre escolar. No quiero que se aparte de eso. Llevamos nueve meses y no ha pasado nada.


Articulo de Clinic

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